jueves, 27 de febrero de 2014

San Jorge y el dragón, por Bernat Martorell (1434/1435)


San Jorge y el dragón / Sant Jordi i el drac
 
Quiero comenzar un nuevo recorrido histórico en el tiempo de otro santo guerrero; en este caso y tal y como me sugirió mi amigo Roger, lo haré de uno de los santos más emblemáticos y representados durante el medievo: San Jorge.
San Jorge fue el santo protector por excelencia de los caballeros, y se instituyó como santo patrón de Inglaterra, Portugal y del Reino de Aragón, entre otros.
La figura de San Jorge, "Sant Jordi ", nos ha dejado las que son, posiblemente, algunas de las imágenes más bellas del arte medieval.

Hoy vamos a empezar por una de esas obras maestras:

San Jorge y el dragón, de Bernat Martorell.

Bernat Martorell (San Celoni 1390 – Barcelona 1452) es un pintor perteneciente a la segunda etapa del estilo gótico internacional en Cataluña, más próximo al estilo flamenco. Su pintura es de una gran precisión técnica usando una pincelada minuciosa y de un gran colorido. Lo cual convierte sus obras en auténticos documentos historiográficos.
(1) Tabla  de San Jorge y el dragón por Bernat Martorell
 
Esta obra es una pintura al temple sobre tabla, que forma parte de un retablo realizado por el artista entre los años 1430-1435 y que actualmente se encuentra repartido entre los Museos de Chicago (Art Institute of Chicago) y el Louvre.

El panel principal, fechado hacia el 1434/1435, nos muestra a San Jorge en el momento de luchar contra el dragón para salvar a la dama.

Esta obra es de una gran belleza plástica pero además tiene la virtud de mostranos a un caballero completamente armado de una época de transición de la que se conservan pocos restos materiales.

Descripción del caballero:

San Jorge monta un caballo blanco. Se aposenta sobre una silla cómoda y ligera pero con los arzones traseros envolviendo ligeramente al caballero por detrás para sujetarlo más firmemente; las piernas completamente estiradas se apoyan en los estribos en un tipo de monta denominada "a la brida", característica de la caballería pesada que pretendía manterner al caballero lo más firmemente asentado posible, a fin de aumentar su potencia y efectividad en el choque contra el adversario.

Llama la atención el aire de "modernidad" que muestra la figura del caballero, éste se nos presenta vestido con armadura completa siguiendo las modas más novedosas importadas desde los centros armeros de Italia (especialmente Milán).

Su armadura va completamente "pavonada" en negro, técnica mediante la cual se protegía de la corrosión a la armadura, a la vez que le proporcionaba un aspecto estéticamente agradable, al contraste con los elementos dorados de la armadura.
 
 (2) Detalles de la armadura de San Jorge , 1434/1435. (Art Institute of Chicago)
 
El caballero protege su cabeza con un "almete". Este tipo de casco, de origen posiblemente italiano, tuvo una amplia difusión , y quizás sea ésta una de las primeras representaciones gráficas del mismo en la Península Ibérica.
Se trata de un tipo de casco que cubre toda la cabeza y consta a su vez de una vista o visera abatible y de un gorjal que defiende la cara y el cuello.
 
Protege su pecho con una coraza, que no se puede apreciar, ya que sobre ella lleva una pieza de tela anudada a la coraza y sobre la cual porta su divisa o enseña, en este caso la "Cruz de San Jorge", de color rojo, sobre fondo blanco.
Una apertura lateral en este tejido permite sobresalir el "ristre" sobre el que el caballero hacía descansar su lanza cuando se disponía a cargar contra un adversario.

La protección del abdomen se completa mediante la "sobrebarriga", formada por cuatro anchas launas de metal.
Estas amplias sobrebarrigas son herederas aún de la tradición peninsular que podemos rastrear en los ejemplos escultóricos de finales del siglo XIV y principios del XV en Galicia.
De la sobrebarriga pendén mediante correas unas características escarcelas rectangulares.

Para proteger los hombros lleva dos hombreras, éstas presentan también una importante novedad, son asimétricas. La derecha es de pequeño tamaño, con la finalidad de que no estorbara la colocación de la lanza sobre el ristre o los movimientos del brazo del caballero; mientras que la izquierda es de mayor tamaño, a fin de proteger mejor la parte más expuesta del caballero al ataque del contrincante.
Estas hombreras iban unidas mediante cordones o un pasador, como en este caso, a las piezas subyacentes de la armadura.
Bajo la coraza podemos ver una lóriga de cota de malla también pavonada de color negro.

Los brazos codos y antebrazos perfectamente cubiertos, las manos con guanteletes de tipo italianizante y guantes con protecciones metálicas para los dedos.
Al igual que las piernas que van perfectamente protegidas por las pertinentes piezas de metal.

La mayoría de los rebordes de las piezas metálicas van decoradas en color dorado, que resaltan sobre el negro de la armadura.
Lleva también unas largas espuelas doradas, uno de los símbolos del caballero, y tan necesarias en la monta a la brida.

Con la mano derecha sostiene una lanza con la insignia de San Jorge en ademán de alancear al dragón, mientas con la izquierda sujeta las bridas del caballo.
Del costado derecho pende un puñal con caras o facetas prismáticas que favorecían su uso frente a adversarios igualmente cubiertos con armadura.
Del costado izquierdo pende una espada, de la que sólo se alcanza a ver el pomo dorado de la misma.
No lleva escudo, el nuevo caballero se siente invulnerable tras sus protecciones de metal, debidamente reforzadas en los puntos más sensibles o vulnerables.
 
(3) La princesa, ricamente ataviada, observa el desenlace de la contienda.
 
Conclusión:

Estamos ante una obra singular del ámbito catalán, que podremos comparar en próximas entradas con otros caballeros del levante peninsular; y que denotan, por una parte, una muy temprana asimilación de los modelos que surgen en Italia, aunque manteniendo características propias.
La calidad de esta obra pictórica del gótico internacional nos ayuda, una vez más, a comprender más sobre como vestían y se armaban aquellos caballeros de la Edad Media.

Fotografías:
(1),(2),(3) Estas fotografías han sido obtenidas de:

martes, 18 de febrero de 2014

El retablo de San Miguel, en Corrales de Duero, o la imagen de un caballero del 1500


 


 
 San Miguel Arcángel, con sus atributos, vestido como un caballero.
Fotografía cortesía de: Domus Pucelae

 
El Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid conserva este magnífico retablo de singular belleza.
Procede de la población de Corrales de Duero y es obra atribuida al Maestro de Osma, fechándose la ejecución de esta obra entre los años 1500 a 1510.
Retablo de San Miguel (Maestro de Osma), 1500-1510 en el Museo diocesano de Valladolid
Fotografía cortesía de: Domus Pucelae
 
San Miguel se nos muestra una vez más como un luchador infatigable y es representado cual armado caballero, a caballo entre los siglos XV y XVI.
En este caso San Miguel viste una armadura que nos sigue situando en la moda de finales del siglo XV; de hecho esta obra recuerda mucho, en algunos detalles ,a la escultura de D. Luis Pimental y Pacheco, especialmente por el uso que se hace del dorado en los ribetes de las piezas metálicas de la armadura.
 
 
Descripción del caballero:
Viste armadura completa, la coraza formada por peto y sobrepeto con decoración de latón dorado en los bordes.
La sobrebarriga está formada por cuatro launas de metal, festoneadas; dos escarcelas pequeñas sujetadas por correas verdes penden de la última launa.
Bajo la armadura se aprecia una lóriga de cota de malla de mangas largas y anchas, que termina con las últimas hileras en dorado.
 
Fragmento del retablo, se aprecia como los detalles dorados realzan la elegancia de la armadura.
Fotografía cortesía de: Domus Pucelae
 
Bajo la cota de malla viste un jubón negro de manga larga ajustada y con cuello rígido o collar pequeño, y bajo el jubón una camisa.
No lleva protecciones de metal en brazos, codos ni antebrazos, lo cual explica que use una lóriga  de manga larga. Protege las manos con guanteletes.
Protege sus piernas con quijotes con algunas acanaladuras en su parte superior, rodilleras y grebas, que se abrochan con hebillas doradas y con correaje de color verde, no lleva escarpines y el calzado es apuntado.
Sobre la armadura lleva una capa que se abrocha mediante una cinta dorada rematada con joyas en los extremos.
En una de las escenas aparece armado con una espada de pomo redondeado y arriaces ligeramente curvados, ambos en color dorado.
Mientras que en otra escena empuña una lanza, lleva guantes de color rojo y protege la mano y antebrazo con una manopla de metal de tipo italianizante.
Detalle del retablo de San Miguel (Museo diocesano de Valladolid)
Fotografía cortesía de: Domus Pucelae
Conclusiones:
Se trata por lo tanto de la pintura de un caballero vestido con armadura a la moda de finales del siglo XV.
La ausencia de algunos de los elementos de la armadura, como las hombreras, brazales, codales o escarpines, así como el uso de una lóriga de manga larga nos hacen caer en la cuenta ,una vez más, de la gran variabilidad que podía haber en la forma de vestirse para el combate, ya que el caballero podía combinar a su antojo distintas piezas de su armadura según las circunstancias. 
 
Agradecimientos:
Quiero agradecer a la Asociación cultural de Valladolid: Domus Pucelae, el haberme permitido hacer uso de las imágenes de su magnífico blog y especialmente a Jose Miguel Travieso Alonso por las facilidades dadas.
Para saber más:

lunes, 10 de febrero de 2014

La armadura castellana de final del siglo XV en la figura de Don Luis Pimentel y Pacheco


 
 

 Don Luis Pimentel y Pacheco (I Marqués de Villafranca del Bierzo, h. 1497)
Fotografía cortesía de: José Miguel Travieso Alonso.
  
El Museo Nacional de Escultura de Valladolid, es uno de los espacios museísticos más bellos que he visitado. En un marco arquitectónico incomparable, el del antiguo Colegio de San Gregorio, encontramos un sinfín de tesoros del arte español.
Y en una de las primeras salas de su recorrido nos espera esta sorprendente escultura castellana:
Se trata de la escultura funeraria de Don Luis Pimentel y Pacheco (I Marqués de Villafranca del Bierzo).
Este caballero, que se había distinguido con valor en la guerra contra Portugal, falleció en el año 1497, cuando contaba con treinta años de edad, a consecuencia de una caída del caballo, acaecida en Alcalá de Henares.  
Tras su repentina e inesperada muerte fue seguramente su padre, D.Rodrigo de Alonso de Pimentel (IV Conde de Benavente), el que se encargó de todo lo relativo al enterramiento de su hijo primogénito en el convento de San Francisco  de  Villalón (fundación realizada por el propio Conde en el año 1470).
 
La escultura de Don Luis Pimentel es una obra singular y
única por varios conceptos:
 
En primer lugar por tratarse de una talla de madera, material que si bien hemos visto usarse para este tipo de esculturas durante los siglos XII y XIII no solía usarse, o al menos no se ha conservado, para este tipo de esculturas durante el siglo XV. Se ha pensado que la premura por tener terminado el monumento funerario pudiera haber influido en la decisión de usar este material.
Sala del Museo de Escultura Nacional de Valladolid, donde se encuentra esta escultura yacente.
Fotografía cortesía de: José Miguel Travieso Alonso.  

En segundo lugar se trata de una talla de una  gran calidad técnica y un elevado sentido artístico, tratándose además de una obra bellamente policromada. La talla mantiene en conjunto un estado de conservación excepcional, salvo las manos y los pies que puede que hayan sido destrozados a propósito para quitar la espada que sujetaría el caballero. 
En tercer lugar destacar el interés histórico y arqueológico de la talla en si misma, ya que viene a representarnos con detallada precisión a un caballero con armadura de finales del siglo XV.  

Descripción del caballero:

Don Luis Pimentel es representado con semblante sereno, como sumido en un sueño.
El peinado sigue la moda imperante en la Península a finales del siglo XV, flequillo recortado y el pelo largo o melena cayendo sobre los hombros.
Cubre la cabeza con un bonete alto y ancho de color negro.
Detalle de la escultura de Don Luis Pimentel, armado según la moda de finales del XV
Fotografía cortesía de: José Miguel Travieso Alonso.

Viste una armadura completa.
La coraza consta de peto y sobrepeto que se fija en su parte superior mediante un remache (que se ha perdido en la escultura); esta tipología de coraza es la más extendida en el ámbito castellano durante el último cuarto del siglo XV.
Cubre el abdomen con una sobrebarriga formada por cuatro launas de metal festoneadas.
Dos escarcelas delanteras, anchas y cortas, penden de la última launa de sobrebarriga, y también se aprecian escarcelas laterales anchas y de menor tamaño, que probablemente se continúen con escarcelas posteriores.
Siendo llamativa la manera de disponerse prácticamente circunvalando al caballero.
Sobre los hombros lleva hombreras de metal, formadas por tres piezas superpuestas. Lo más característico es que se tratan de dos hombreras por completo simétricas, a diferencia de la asimetría que suele observarse en las mismas en las armaduras de influencia italiana.
Cubre los antebrazos y brazos con brazales (avambrazo para el antebrazo y guardabrazo para el brazo) y  los codos con codales. No se aprecian los guanteletes pues las manos han sido arrancadas.
Las piernas las protege con quijotes, las rodillas con rodilleras unidas a launas metálicas articuladas y las piernas con grebas, los pies han sido igualmente destrozados.
Como característica reseñar que todas las piezas de armadura que protegen brazos y piernas aparecen representadas como piezas completas, es decir que cubren la parte anterior y posterior de los miembros, unidas por unos decorativos cierres.
Bajo la coraza el caballero lleva una lóriga de cota de malla que sobresale a distintos niveles terminando en dientes de sierra.
A nivel del cuello forma incluso a manera de dos finas capas superpuestas de cota de malla, una por encima de otra, terminando las dos en forma dentada.
Sobresale bajo las hombreras y sobre el guardabrazo, y cubre igualmente hasta el tercio superior del muslo.
 
Fotografía de: Museo Nacional de Escultura de Valladolid http://museoescultura.mcu.es/
Catalogación: José Ignacio Hernández Redondo. http://ceres.mcu.es/pages/Main
 
Toda la escultura está policromada, habiéndose conservado los colores con aceptable nitidez.
La armadura por completo está pintada de un color aproximadamente blanco, lo cual no es desacertado, ya que las piezas de metal pulido de una armadura completa podían, a la luz del sol,  deslumbrar y reflejar este color.
Esto nos recuerda también la expresión “ir de punta en blanco” referida a un caballero perfectamente preparado para la batalla con sus armas y su armadura completa y pulida, expresión que también ha pasado al vocabulario usual como sinónimo de ir elegantemente vestido.
Todos los bordes y ribetes de las piezas de metal y de la cota de malla van en color dorado.
Esto también es real y o hemos visto en otras esculturas de caballeros y en piezas de museos.
Los bordes de las piezas de metal iban en muchas ocasiones revestidos con una fina tira de latón dorado, lo cual añadía un elemento estético y decorativo a la armadura.
Por otra parte era habitual que las últimas filas de cota de malla estuvieran realizadas por eslabones de metal dorado o latón para crear ese contraste artístico.

Conclusión:
Estamos ante un caballero, integrante de la alta nobleza de Castilla, vestido con una rica armadura.
Su escultura nos presenta la tipología más común de la armadura castellana del último cuarto del siglo XV, con algunos detalles típicos del final del siglo.
La calidad artística de su talla así como su importancia como fuente documental iconográfica le confieren un gran valor a esta obra singular, dotada además de una gran fuerza expresiva.

Agradecimientos:
Quiero dar las gracias a José Miguel Travieso Alonso (al que he tenido el placer de conocer a través del magnífico blog de la asociación cultural de Valladolid: Domus Pucelae), por haberme facilitado unas magníficas fotografías de este caballero, realizadas por él mismo, así como por facilitarme documentación sobre esta escultura.