sábado, 15 de marzo de 2014

Don Pedro Martíz Reimóndez, "Xurado" y caballero de Betanzos


Don Pedro Martíz Reimóndez, Xurado de Betanzos:
Nuevos datos sobre el origen de la "patilla" o guarda para el dedo índice, en las espadas de la Península Ibérica. 
 
Escultura yacente del Xurado Pedro Martíz Reimóndez.   
De nuevo nos trasladamos en el tiempo a la Iglesia de San Francisco de Betanzos, que tantas sorpresas nos deparará aún.
Entre los caballeros que van emergiendo de la penumbra encontramos a Don Pedro Martiz Reimóndez, “Xurado de Betanzos”.

Pero… ¿quiénes eran los “xurados”?

Alfredo Erias nos lo indica  en su dibujo y resumen de esta escultura:
Los xurados formaban parte del “concello”(consejo o ayuntamiento de una población), tenían voz pero no voto y sus funciones eran:

-      Representar a los habitantes de la villa en defensa de sus privilegios.

-      Fiscalizar las cuentas de los Mayordomos.

-      Confeccionar el padrón con fines electorales y para el servicio militar.

-      Reparto de los tributos entre los vecinos.

-      Ayudar al Alcalde en el mantenimiento del orden público.


Grabado y panel explicativo del xurado Pedro Martiz Reimóndez, realizado por Alfredo Erias, y que puede consultarse "in situ" en la Iglesia de San Francisco (Betanzos)
 
En las villas de realengo, como era el caso de Betanzos, eran elegidos anualmente (igual que el alcalde) por las “parroquias” en que se dividía la población (en general  dos por cada una); constituyendo un cabildo integrado en el concello, pero que mantenía una cierta independencia.
Don Pedro vivía aún en el año 1396, y llevaba ya una larga trayectoria, por lo que se supone que su fallecimiento se produjo en estos años finales del siglo XIV.



La escultura yacente de  Pedro Martiz Reimóndez

El xurado Pedro Martiz Reimóndez debía formar parte, por lo tanto, de la oligarquía o patriciado urbano de Betanzos, ya que disponía de una posición relevante en su ciudad.
Su importancia también se pone de manifiesto al disponer de un enterramiento propio dentro de un espacio sagrado: la Iglesia de San Francisco de Betanzos, así como por el hecho de haber mandado tallar (él o su familia) una escultura funeraria donde aparece él mismo representado.
Como curiosidad indicar que la escultura presenta un ojo cerrado y otro semiabierto, lo cual podría indicar (tal y como ha señalado Alfredo Erias ), que el sujeto era ciego de un ojo; y así fue tallado por el artista, en una época en que ya se intentaba reflejar con cierta verosimilitud los rasgos de la persona retratada.

 El caballero aparece ataviado con ropajes civiles, propios de su cargo.

Su vestimenta:
Aparece vestido con una garnacha sin mangas, dispuesta sobre un jubón en cuyas mangas a nivel del antebrazo se dispone una hilera de pequeños botones.
La banda que rodea el cuello es el collar del jubón con algún adorno cuadrado.
Sobre la garnacha lleva una especie de esclavina, como la que usaban los peregrinos (unas veces con capucha y otras no).


Cubre su cabeza con un decorativo bonete, mientras que en las piernas lleva calzas enteras.
Se trata, por lo tanto, de una obra singular que no pasa desapercibida en el conjunto de magníficas esculturas que custodia la Iglesia de San Francisco.
Pero aún presenta un detalle más que convierte a esta escultura en un caso único en la geografía peninsular. Este detalle no es otro que su espada, ya que tendida sobre su cuerpo está su espada envainada, símbolo de “dignidad y autoridad”.


De hecho en la contera de la espada aparece un tema heráldico, posiblemente relacionado con su pertenencia a la Orden de la Banda, instituida por Alfonso XI.

La espada de Don Pedro Martiz  Reimóndez
Su espada aparece, como he dicho, tendida sobre su cuerpo.
Está envainada y el tahalí se enrolla sobre la vaina, mientras que la parte final de la correa con su hebilla queda colocada por encima de manera longitudinal a la vaina, de una forma que es ya un clásico de la manera de representar a una espada envainada. 
El arriaz de gavilanes rectos, la empuñadura delgada con un pomo o manzana agallonada.
Al lado izquierdo bajo el arriaz podemos ver una “patilla” (guarda para el dedo índice), es decir, una prolongación metálica de manera circular que partiendo por debajo del arranque mismo de un gavilán adopta una forma circular llegando casi hasta el filo de la espada.
Ya vimos en una entrada anterior, “La espada con patillas ”,  el frecuentísimo uso y representación de las patillas en las espadas peninsulares durante el siglo XV.

Empuñadura y guarnición de una espada con una sola "patilla"
 
La función de la “patilla” era proteger el dedo índice, que muchos deslizaban por delante de la cruz de la espada con la finalidad de mejorar la precisión de la estocada.
Estamos acostumbrados a ver espadas, o representaciones suyas, con dos patillas (una a cada lado), durante los  siglos XV y XVI; especialmente frecuentes en la Península Ibérica, lo cual ha llevado a algunos historiadores a plantearse el origen peninsular de este tipo de espada.

Pero hay que tener también en cuenta que en su inicio las espadas disponían de una sola “patilla”, y que posteriormente y para comodidad para el caballero se dispuso una a cada lado para disponer siempre de esta protección, independientemente del lado por el que se esgrimiese la espada.
Algunos  ejemplos conocidos de espadas de una sola patilla serían:

-      En primer lugar, una espada de la Royal Collection, custodiada en el castillo de Windsor (Gran Bretaña) que relacionan con Diego Íñigo López de Zúñiga, que independientemente de lo acertado de la autoría o no, denota su origen Peninsular. Ésta espada podría datarse a finales del siglo XIV o principios del XV.

 
Royal Collection, castillo de Windsor
-      En segundo lugar, tenemos una espada presente en la Royal Armoury de Leeds (Gran Bretaña), de origen presumiblemente italiano y que fue regalada por un Sultán egipcio al Arsenal de Alejandría (de ahí la inscripción árabe), posiblemente como botín de guerra, en el año 1432. Por lo que esta espada podría datarse a principios del siglo XV.
 Royal Armoury, Leeds
La espada de Don Pedro Martiz Reimóndez aparece tallada con todo lujo de detalles y no hay lugar a dudas de que posiblemente formara parte de las pertenencias de este personaje, de lo cual quiso dejar constancia el artista.


Es una espada que tipológicamente tiene ciertos caracteres de transición. La empuñadura es bastante larga, el pomo o manzana agallonado según las modas más modernas de la época, el arriaz permanece recto sin curvatura de sus gavilanes y presenta una única  "patilla" o guarda para el dedo índice, muy marcada. Y aunque está envainada, se le presume a la hoja de la espada una cierta anchura.
Creo que la espada de Don Pedro Martiz Reimóndez es, posiblemente, el primer vestigio iconográfico en que aparece representada una espada de una patilla en la Península Ibérica (finales del Siglo XIV). Lo cual nos indica la temprana aparición de este tipo de espada en Europa, en relación seguramente  con la aparición de los arneses completos de metal.
Se trata por lo tanto de una escultura especial, al aparecer representado un personaje, Xurado de su ciudad, (y seguramente también caballero) con un  arma singular. Una espada de guerra adaptada a los nuevos tiempos en que los caballeros completaron su proceso de acorazamiento completo, en el cambio de siglo XIV al XV y donde un nuevo tipo de esgrima con estocada se iría imponiendo en los campos de batalla.
Quedan muchas preguntas sin contestar… pero tras visitar esta pequeña “cápsula del tiempo” que es la Iglesia de San Francisco en la bella población de Betanzos de los Caballeros, las respuestas van surgiendo.

Agradecimientos:

A Consuelo Sanz de Bremond, por sus amables y certeras indicaciones sobre el vestuario del personaje.

A Alfredo Erias porque sus dibujos y trabajos son una fuente de inspiración para los que desean conocer nuestro pasado medieval.

Para conocer más:

Oficios Medievales del Concejo: Los Jurados. Alfredo Erias.

La espada con patillas (siglos XvV y XVI): su origen y sus partes. http://caballerosyarte.blogspot.com.es/2013/11/la-espada-con-patillas-siglos-xv-y-xvi.html

 

 


4 comentarios:

  1. Un placer ayudarte, Bonifacio.
    Conocer estas esculturas es verdaderamente una gozada, e investigarlas mucho más. Ciertamente hay ropajes que me llenan de dudas y aproximarse a lo que eran resulta en algunas ocasiones difícil. Algún día veré los personajes de tu blog en "carne y hueso".
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Consuelo, tu ayuda es siempre fantástica: por tus conocimientos, tu intuición artística y por la forma amena y didáctica en que nos explicas los entresijos de las modas de aquellos tiempos; y gracias también por compartirlo .
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Que bueno conocer la historia de un ante pasado

    ResponderEliminar