Don
Pedro Martíz Reimóndez, Xurado de
Betanzos:
Nuevos
datos sobre el origen de la "patilla" o guarda para el dedo índice, en las espadas
de la Península Ibérica.
Escultura yacente del Xurado Pedro Martíz Reimóndez.
De nuevo nos trasladamos en
el tiempo a la Iglesia de San Francisco de Betanzos, que tantas sorpresas nos
deparará aún.
Entre los caballeros que
van emergiendo de la penumbra encontramos a Don Pedro Martiz Reimóndez, “Xurado
de Betanzos”.
Pero…
¿quiénes eran los “xurados”?
Alfredo Erias nos lo
indica en su dibujo y resumen de esta
escultura:
Los xurados formaban parte del “concello”(consejo o ayuntamiento de una
población), tenían voz pero no voto y sus funciones eran:
-
Representar a los habitantes de la villa en
defensa de sus privilegios.
-
Fiscalizar las cuentas de los Mayordomos.
-
Confeccionar el padrón con fines electorales
y para el servicio militar.
-
Reparto de los tributos entre los vecinos.
Grabado y panel explicativo del xurado Pedro Martiz Reimóndez, realizado por Alfredo Erias, y que puede consultarse "in situ" en la Iglesia de San Francisco (Betanzos)
En las villas de realengo,
como era el caso de Betanzos, eran elegidos anualmente (igual que el alcalde)
por las “parroquias” en que se dividía la población (en general dos por cada una); constituyendo un cabildo
integrado en el concello, pero que mantenía una cierta independencia.
Don Pedro vivía aún en el
año 1396, y llevaba ya una larga trayectoria, por lo que se supone que su
fallecimiento se produjo en estos años finales del siglo XIV.
La
escultura yacente de Pedro Martiz Reimóndez
El xurado Pedro Martiz
Reimóndez debía formar parte, por lo tanto, de la oligarquía o patriciado
urbano de Betanzos, ya que disponía de una posición relevante en su ciudad.
Su importancia también se
pone de manifiesto al disponer de un enterramiento propio dentro de un espacio
sagrado: la Iglesia de San Francisco de Betanzos, así como por el hecho de
haber mandado tallar (él o su familia) una escultura funeraria donde aparece él
mismo representado.
Como curiosidad indicar que
la escultura presenta un ojo cerrado y otro semiabierto, lo cual podría indicar
(tal y como ha señalado Alfredo Erias ), que el sujeto era ciego de un ojo; y
así fue tallado por el artista, en una época en que ya se intentaba reflejar
con cierta verosimilitud los rasgos de la persona retratada.
Su
vestimenta:
Aparece vestido con una garnacha sin mangas, dispuesta sobre un jubón en cuyas mangas a nivel del antebrazo se dispone una hilera de pequeños botones.
Aparece vestido con una garnacha sin mangas, dispuesta sobre un jubón en cuyas mangas a nivel del antebrazo se dispone una hilera de pequeños botones.
La banda que rodea el
cuello es el collar del jubón con
algún adorno cuadrado.
Sobre la garnacha lleva una
especie de esclavina, como la que
usaban los peregrinos (unas veces con capucha y otras no).
Cubre su cabeza con un
decorativo bonete, mientras que en
las piernas lleva calzas enteras.
Se trata, por lo tanto, de
una obra singular que no pasa desapercibida en el conjunto de magníficas
esculturas que custodia la Iglesia de San Francisco.
Pero aún presenta un
detalle más que convierte a esta escultura en un caso único en la geografía
peninsular. Este detalle no es otro que su espada, ya que tendida sobre su
cuerpo está su espada envainada, símbolo de “dignidad y autoridad”.
De hecho en la contera de
la espada aparece un tema heráldico, posiblemente relacionado con su
pertenencia a la Orden de la Banda, instituida por Alfonso XI.
La
espada de Don Pedro Martiz Reimóndez
Su espada aparece, como he
dicho, tendida sobre su cuerpo.
Está envainada y el tahalí
se enrolla sobre la vaina, mientras que la parte final de la correa con su
hebilla queda colocada por encima de manera longitudinal a la vaina, de una
forma que es ya un clásico de la manera de representar a una espada envainada.
El arriaz de gavilanes rectos, la empuñadura delgada con un pomo o manzana agallonada.
Al lado izquierdo bajo el
arriaz podemos ver una “patilla”
(guarda para el dedo índice), es decir, una prolongación metálica de manera
circular que partiendo por debajo del arranque mismo de un gavilán adopta una
forma circular llegando casi hasta el filo de la espada.
Ya vimos en una entrada
anterior, “La
espada con patillas ”, el frecuentísimo uso y representación de las
patillas en las espadas peninsulares durante el siglo XV.
Empuñadura y guarnición de una espada con una sola "patilla"
La función de la “patilla”
era proteger el dedo índice, que muchos deslizaban por delante de la cruz de la
espada con la finalidad de mejorar la precisión de la estocada.
Estamos acostumbrados a ver
espadas, o representaciones suyas, con dos patillas (una a cada lado), durante
los siglos XV y XVI; especialmente
frecuentes en la Península Ibérica, lo cual ha llevado a algunos historiadores
a plantearse el origen peninsular de este tipo de espada.
Pero hay que tener también
en cuenta que en su inicio las espadas disponían de una sola “patilla”, y que
posteriormente y para comodidad para el caballero se dispuso una a cada lado para
disponer siempre de esta protección, independientemente del lado por el que se
esgrimiese la espada.
Algunos ejemplos conocidos de espadas de una sola
patilla serían:
-
En primer lugar, una espada de la Royal
Collection, custodiada en el castillo de Windsor (Gran Bretaña) que relacionan
con Diego Íñigo López de Zúñiga, que independientemente de lo acertado de la
autoría o no, denota su origen Peninsular. Ésta espada podría datarse a finales
del siglo XIV o principios del XV.
Royal Collection, castillo de Windsor
-
En segundo lugar, tenemos una espada presente
en la Royal Armoury de Leeds (Gran Bretaña), de origen presumiblemente italiano
y que fue regalada por un Sultán egipcio al Arsenal de Alejandría (de ahí la
inscripción árabe), posiblemente como botín de guerra, en el año 1432. Por lo
que esta espada podría datarse a principios del siglo XV.
La espada de Don Pedro Martiz Reimóndez aparece tallada
con todo lujo de detalles y no hay lugar a dudas de que posiblemente formara
parte de las pertenencias de este personaje, de lo cual quiso dejar constancia
el artista.
Es una espada que
tipológicamente tiene ciertos caracteres de transición. La empuñadura es
bastante larga, el pomo o manzana agallonado según las modas más modernas de la
época, el arriaz permanece recto sin curvatura de sus gavilanes y presenta una
única "patilla" o guarda para el dedo
índice, muy marcada. Y aunque está envainada, se le presume a la hoja de la
espada una cierta anchura.
Creo que la espada de
Don Pedro Martiz Reimóndez es, posiblemente, el primer vestigio iconográfico en
que aparece representada una espada de una patilla en la Península Ibérica (finales del Siglo XIV). Lo cual nos indica la temprana aparición de este tipo de espada en Europa, en relación seguramente con la aparición de los arneses completos de metal.
Se trata por lo tanto de una
escultura especial, al aparecer representado un personaje, Xurado de su ciudad,
(y seguramente también caballero) con un
arma singular. Una espada de guerra adaptada a los nuevos tiempos en que
los caballeros completaron su proceso de acorazamiento completo, en el cambio
de siglo XIV al XV y donde un nuevo tipo de esgrima con estocada se iría
imponiendo en los campos de batalla.
Quedan muchas preguntas sin
contestar… pero tras visitar esta pequeña “cápsula del tiempo” que es la Iglesia de San Francisco en la bella
población de Betanzos de los Caballeros,
las respuestas van surgiendo.
Agradecimientos:
A Consuelo Sanz de Bremond, por sus amables y certeras indicaciones sobre
el vestuario del personaje.
A Alfredo Erias porque sus dibujos y trabajos son una fuente de
inspiración para los que desean conocer nuestro pasado medieval.
Para conocer más:
Oficios Medievales del
Concejo: Los Jurados. Alfredo Erias.
La espada con patillas (siglos XvV y XVI): su origen y sus partes. http://caballerosyarte.blogspot.com.es/2013/11/la-espada-con-patillas-siglos-xv-y-xvi.html
La espada con patillas (siglos XvV y XVI): su origen y sus partes. http://caballerosyarte.blogspot.com.es/2013/11/la-espada-con-patillas-siglos-xv-y-xvi.html
Un placer ayudarte, Bonifacio.
ResponderEliminarConocer estas esculturas es verdaderamente una gozada, e investigarlas mucho más. Ciertamente hay ropajes que me llenan de dudas y aproximarse a lo que eran resulta en algunas ocasiones difícil. Algún día veré los personajes de tu blog en "carne y hueso".
Un abrazo.
Gracias Consuelo, tu ayuda es siempre fantástica: por tus conocimientos, tu intuición artística y por la forma amena y didáctica en que nos explicas los entresijos de las modas de aquellos tiempos; y gracias también por compartirlo .
ResponderEliminarUn abrazo.
Interesante esta historia
ResponderEliminarQue bueno conocer la historia de un ante pasado
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