La
estatua de Pedro I, una obra de arte excepcional en el Museo Arqueológico
Nacional.
Es posible que ya muchos
hayáis tenido la oportunidad de visitar el recientemente reinaugurado Museo
Arqueológico Nacional.
Esta visita es altamente
recomendable y el visitante irá de sorpresa en sorpresa y de admiración en
admiración de una sala a otra.
Ya casi al final de la
visita podemos admirar la sala de la época
Medieval en los reinos cristianos; donde, entre todas las maravillas que en ella se
exhiben, yo me quiero detener hoy en una obra de arte realmente singular y
excepcional por muchos motivos: La estatua orante de Don Pedro I, apodado el
cruel.
Un
poco de historia.
Pedro I falleció en Marzo
del año de 1369 tras ser derrotado en batalla campal a las faldas del castillo
de la Estrella (Montiel). Su posterior muerte a manos de su medio hermano
Enrique (desde entonces Enrique I) supuso la implantación de una nueva rama
dinástica, la de Trastamara.
Por este motivo Pedro I no
gozó de una sepultura acorde a su condición de Rey y su “memoria” tardó tiempo
en ser rehabilitada y recuperada del olvido.
Fue su nieta Doña Constanza
(1404-1478), priora del Convento de Santo Domingo el Real de Madrid, la que
llevó a cabo las gestiones pertinentes para encargar en el año 1446 un magnífico sepulcro para el Rey
Pedro I. Este monumento funerario del que se conserva sólo la figura del propio
Rey se situó en la Capilla Mayor de dicho convento.
La
época.
Doña Constanza, nacida en 1404,
fue coetánea con algunas de las figuras más señeras de aquella época, el propio
Rey Juan II había nacido en el año 1405, Rodrigo Manrique de Lara en el año 1406,
Íñigo López de Mendoza (primer marqués de Santillana) en el 1398.
La fecha del encargo del
monumento funerario, y de la escultura que se conserva, en el año 1446,
coincide con el pleno apogeo del reinado de Juan II, que en el año anterior
1445 acaba de derrotar a los infantes de Aragón en Olmedo.
Época de lucimiento, de
grandes personajes y grupos nobiliarios a veces enfrentados entre sí. Y que así
recordaban los versos de Jorge Manrique:
¿Qué se hizo el rey don Joan?
Los infantes d´Aragón
¿qué se hizieron?
¿Qué fue de tanto galán
qué de tantan invinción
que truxeron?
¿Fueron sino devaneos?
¿qué fueron sino verduras
de las eras,
las justas e los torneos,
paramentos, bordaduras
e çimeras?
Fue, efectivamente, la
mitad del siglo XV, época de ostentación y ornato, de fiestas, torneos y
palacios; todo ello imbuido de un espíritu caballeresco; es significativo que
uno de los emblemas de Juan II de Castilla sea precisamente un “ristre”, la
pieza de la armadura sobre la que se apoyaba la lanza en posición de combate.
También las modas de los
caballeros van cambiando, siguen llegando las modas de Italia, que nos traen
las nuevas armaduras de Milán, de suaves líneas y perfecto acabado.
Este periodo resulta interesantísimo desde el
punto de vista de la indumentaria
militar en la Península Ibérica, estando relativamente huérfano (pensaba
yo) de representaciones artísticas que nos dieran pistas sobre el mismo.
Esta misma figura de Pedro
I, encargada por su nieta, me ha llenado siempre de dudas y me ha planteado
muchos interrogantes que ahora creo poder contestar.
La
escultura de Pedro I.
Se trata de una escultura
de cuerpo entero, realizada en tamaño algo mayor del natural, de alabastro.
La escultura se puede datar
entre los años 1446 a 1450.
No se conoce la autoría del
artista que la realizó o del taller donde se hizo, pero puedo afirmar que no sería
desacertado atribuirla al propio escultor
Egas Cueman, ya que la
exquisita calidad de la talla la convierten en una obra de primera clase que
tuvo que ser realizada por un excelente artista.
En estos momentos de mitad
del siglo XV no existen identificados claramente talleres que estén llevando a
cabo este tipo de obras, por lo que es probable que sean artistas llegados del
extranjero para trabajar en las construcciones de la época (palacios,
catedrales…) los que comiencen a formar
talleres en los que dar respuesta a la creciente demanda de esculturas y
monumentos para las capillas funerarias de los grandes señores.
Este pudo ser el caso de artistas
como los hermanos Hannequin de Bruselas,
Antón Martínez de Bruselas y Egas Cueman (padre de Enrique y Antón Egas) o Pedro Guas y su hijo Juan Guas; todos ellos hábiles arquitectos y escultores.
Esta sería la lista de las
esculturas funerarias que podrían atribuirse a Egas Cueman o a su taller
a mediados del siglo XV:
-
Escultura funeraria de Gómez Carrillo de Acuña (1400 -1441). En la Catedral de Sigüenza.
Esta escultura se puede considerar la “hermana gemela” de la de Don Pedro, ya
que fue indudablemente realizada por la misma mano o taller. (Posible autoría)
-
Escultura funeraria de Pedro I de Castilla, en el Museo Arqueológico Nacional. (Hacia
1446) (Posible autoría)
-
Sepulcro de Pedro Girón Acuña Pacheco (Gran Maestre de la Orden de Calatrava)
enterrado en la capilla funeraria diseñada por Hannequin de Bruselas, en el castillo de Calatrava la Nueva. (Hacia
1466, obra actualmente desaparecida)
-
Sepulcro de los Condes de Velasco, Monasterio de Guadalupe.(Posible realización
hacia 1467) (Autoría reconocida)
La
actitud orante del caballero:
Se ha especulado mucho
sobre si esta estatua pudo ser diseñada para estar inicialmente tumbada, siendo
posteriormente “rediseñada” o reconstruida para adoptar la actitud orante.
El motivo principal de esta
sospecha ha venido dado por el hecho de un cierto exagerado hieratismo que se
puede observar en la figura, que se remarca más por el contraste entre el
cuerpo de la escultura y la cabeza de la efigie; también la posición algo
forzada de las manos pueden contribuir a crear cierta confusión.
Ciertamente la cabeza no
presenta el mismo grado de acabado que el resto de la escultura y pudiera ser
de una mano o incluso una época distinta; por ejemplo, que se partiera de un
busto inicial, más o menos fidedigno, que habría marcado las proporciones del
resto de la obra. Otro aspecto interesante de la escultura es el peinado y la cinta o diadema que lleva, lo que le da un cierto aspecto "clásico" posiblemente buscado intencionadamente y que nos recuerda a algunas esculturas greco-romanas.
(1)Joven con diadema de la victoria, escultura romana (siglo I d.C), imitando el estilo griego clásico.
(Gliptoteca de Múnich)
Pero al observar la
estatua, no obstante, me parece fuera de duda que esta escultura fue diseñada y
esculpida de primera intención en la misma posición orante que podemos ver hoy
día.
Hay varios motivos para
esta afirmación:
El primero es que el torso
de alabastro está perfectamente tallado en su parte anterior y posterior,
apreciándose todos los detalles del manto en su parte posterior y siendo la
talla una labor de conjunto en la que no se aprecian añadidos.
La realización de las
piernas a partir de la rodilla obviamente precisa el uso de otro bloque
diferente de alabastro, pero en el corte del mismo se aprecia una nítida
continuidad de forma y estilo, apreciable en la “navaja” de la rodillera. Las
piernas aparecen mutiladas, seguramente por haber intentado acoplarla con
posterioridad a algún nicho de poco espacio.
En segundo lugar los
pliegues de la caída del manto, y especialmente la posición gravitatoria de
caída de las estructuras que representan la lóriga de cota de malla que se
puede observan a nivel del faldellín de malla y especialmente en las mangas de
cota de malla, no dejan lugar a dudas, se trata de una estatua concebida y
esculpida para permanecer en posición orante.
Ésta podría considerarse
por tanto como la primera representación en la Península Ibérica de una
escultura funeraria de rodillas.
Hasta el momento era
considerada como la primera la escultura orante la de Fray Lope de Barrientos, realizada en el año 1454 por Hannequin de Bruselas (hermano de Egas Cueman). Esta obra de arte se
conserva actualmente en el Museo de las
Ferias de Medina del Campo.
(2)Fray Lope de Barrientos, Museo de las Ferias (Medina del Campo)
Lo que si resulta cierto es
que estas tres esculturas: Gómez Carrillo
de Acuña, Pedro I y Fray Lope de
Barrientos muestran características similares en cuanto a la finura de la
talla, el realismo y cierta dureza de las facciones, la riqueza y el lujo de
detalles. Todo ello se enmarca dentro de lo que se denomina estilo borgoñón,
que sería el mundo de influencia tanto de Hannequin
de Bruselas como de su hermano menor Egas
Cueman.
Nos encontramos por lo
tanto ante una manera “nueva” de tratar estos temas escultóricos, en la que
aprenderán y se formarán gran número de artistas peninsulares, siendo el más
destacado de ellos posiblemente Sebastián
de Toledo, discípulo aventajadísimo de Egas
Cueman.
San Clemente y Santa Marta por Gonzalo Peris (Museo Diocesano de Valencia) aparecen vestidos con ricos brocados de seda.
El
caballero y su armadura, por fín:
Don Pedro se nos muestra
ataviado de la siguiente manera:
El torso:
Una amplia capa le cubre los hombros y la espalda,
se trata de un manto primorosamente tallado mostrando una labor de brocado en seda.
Pieza de brocado de seda, pintura s. XV
La
Coraza:
Bajo el manto lleva una coraza formada por un peto aparentemente liso sencillo, que
protege el tórax y la parte superior del abdomen.
Una zona reparada en la
zona derecha del peto hacen sospechar que aquí pudieran encontrarse las “muelas” del ristre, actualmente perdidas.
Llama la atención la escasa
longitud de este peto, ya que deja al descubierto prácticamente todo el abdomen
y bajo vientre del caballero, dos de las partes más vulnerables.
Esto tiene una explicación
lógica, y es que en este caso Don Pedro no está vistiendo todas las piezas de
su armadura. De hecho el rico manto, la lujosa jaqueta decorada, nos muestran
al Rey vestido de “gala”, como para una ocasión solemne. Viste parte de las
piezas de su armadura, pero no todas, ya que la imagen que nos han querido
transmitir no es la del momento previo a una batalla, sino la de la majestad y
el poderío de la figura real.
Esta imagen de fuerza y
poder queda remarcada por su atuendo militar, de manera que va vestido a la
ultimísima moda, con una armadura de lujo de los afamados armeros de Milán.
Estas armaduras eran realizadas “a medida” e importadas desde los talleres
armeros del Norte de Italia.
Los caballeros según la
ocasión podían vestir todas las piezas o prescindir de algunas según el
momento, podían disponer incluso de “accesorios” para situaciones concretas
como las justas y torneos.
Por eso el peto de Don
Pedro parece corto, porque en realidad lo es, ya que esta armadura milanesa del
Rey se complementaría con otra protección para la parte baja del tórax y el
abdomen: el sobrepeto o pancera.
El sobrepeto (o pancera),
no aparece en esta estatua, iría unido mediante una correa al peto, lo cual
permitiría además graduar hasta donde alcanzaba el sobrepeto, según la altura
del sujeto.
En las armaduras italianas
de mediados del siglo XV podemos observar siempre esta correa, aunque también
podía usarse un remache central y correas laterales con este fin. El uso del
remache central fue ampliamente utlizado en la Península Ibérica.
La disposición de las manos
de Don Pedro no nos permiten ver la presencia o no de un remache central,
tampoco se aprecia la porción superior de la correa en el peto. Pero igualmente
todo hace sospechar que esta armadura debía de contar con un sobrepeto.
Del sobrepeto pendería a su
vez la sobrebarriga, formada por
varias launas de metal, y finalmente de la última launa penderían las escarcelas.
El manto sobre los hombros,
no nos permite apreciar si el caballero utilizaba las “hombreras” protectoras. De llevarlas, se trataría del tipo de
hombreras italianas asimétricas, siendo la izquierda de mayor tamaño (para dar
mayor protección) y la izquierda de menor tamaño (para favorecer la movilidad
del brazo derecho y el manejo de la lanza al apoyarla sobre el ristre). En este
caso concreto y dada la representación mitad cortesana, mitad caballeresca de
la figura, es probable que no las llevara puestas.
Bajo el peto viste una
lujosa “jaqueta” ajustada al cuerpo
en la zona del abdomen y con amplios faldones delanteros y traseros con
hendiduras por delante, detrás y en los
costados.
Esta jaqueta presenta una
primorosa labor de brocado y se
muestra además como un prenda de cierto grosor, como se puede apreciar en el
reborde de los faldones, ya que solía estar forrada e incluso podía estar rellena de algún material,
para cumplir una función de protección.
La jaqueta de Don Pedro I:
Llegar a definir con
exactitud esta prenda ha sido uno de mis empeños, ya que no existen referencias
previas que nos indiquen de qué tipo de prenda se trataba, y para ello he
contado con la imprescindible ayuda de Consuelo
Sanz de Bremond que ha estudiado y definido esta prenda como una jaqueta.
Hay que tener en cuenta que
estamos acostumbrados, habitualmente, a ver a los caballeros vestidos de la
siguiente manera: jubón, cota de malla y sobre la cota de malla la coraza
directamente. Mientras que en este caso encontramos una pieza lujosa, ajustada,
algo acolchada y además con faldones. Prenda que va situada sobre la cota de
malla y bajo la coraza.
Se trata de una vestidura
con una cierta función protectora o de confort, pero primando también su carácter eminentemente
decorativo.
Descarté el que se tratase de un tipo de prenda chapada
por dentro, ya que el uso de la cota de malla y el peto harían redundante,
excesiva e innecesaria más protección metálica.
El interés de esta prenda
radica también en que la vamos a volver a encontrar, de manera similar o con
variantes, en otros caballeros en la Península
Ibérica.
En cuanto a su forma con
faldones, a la que no estamos habituados, hay que tener en cuenta que las
prendas de vestir y también las usadas por los caballeros fueron evolucionando
y también sufrieron los influjos y vaivenes de las modas.
Esta prenda con faldones
abiertos por delante, detrás y por los laterales sería sumamente cómoda para
montar a caballo, y por otro lado el acabado responde a gustos estéticos del
momento, ya que podemos observar este mismo tipo de acabado en algunos sayos de
esta misma época, como el que observamos en el cuadro del martirio de Santa
Eulalia y Santa Catalina.
Representación pictórica (s. XV) de brocados en seda, que nos da idea del acabado y colorido que pudo tener la jaqueta de la escultura de Pedro I.
Se puede apreciar cómo la
jaqueta se ajusta perfectamente a nivel de la cintura del caballero, sin
presentar costuras, y como se continua por debajo de la coraza.
A nivel de la cintura lleva
un delgado y elegante cinturón.
La parte superior de la
jaqueta no se puede ver por la presencia del peto metálico, pero todo parece
indicar que se trate de una pieza que cubre todo el torso con los mismos temas
decorativos, y que sería de manga sisa.
Esta apreciación ha quedado
corroborada por el hallazgo de una prenda similar que podemos apreciar al
completo en un caballero representado en un tapiz del Colegio del Patriarca en
Valencia, en concreto en el tapiz denominado: “La Gracia publica los Honores”.
Este tapiz fue realizado en
un taller flamenco por Pierre van Aelst
hacia 1520 y en él podemos apreciar la pervivencia de este tipo de prenda, así
como la parte superior de la misma, ya que su portador cubre su abdomen sólo
con la “pancera” de la armadura, lo que permite ver la parte de arriba de la
jaqueta.
Finalmente considerar que
en el contexto de la Europa del siglo XV se puede rastrear la presencia de un
tipo de jaqueta, ligeramente acolchada y lujosa, para ser llevada por encima de
la cota de malla y por debajo del peto metálico; en algunos casos a este tipo
de prendas intermedias les llaman “arming jacket” que no sé si traducir como
“jaqueta para la armadura, o para armarse”.
Otras partes de la
armadura:
Bajo la jaqueta Don Pedro I
lleva una lóriga de cota de malla, cuyas mangas llegan
prácticamente hasta la altura de los codos, mientras que el faldellín de malla
sobresale apenas por debajo de los faldones de la jaqueta.
La lóriga de malla se
cierra a nivel del cuello, presentando un reborde superior forrado,
posiblemente de cuero, para evitar el rozamiento. Esta protección del cuello
solía cerrarse por su parte posterior mediante algún cordón o correa que no
puede apreciarse por estar rota la escultura a ese nivel.
Protege los brazos con
piezas de metal. Podemos ver los brazales
de los antebrazos y son especialmente llamativos e interesantes los codales asimétricos.
El codal del brazo derecho presenta una amplia navaja que se continúa hacia dentro para mayor protección, y
presenta además otra pieza de metal remachada para aumentar su superficie.
Sin embargo, es mucho más
llamativo por su mayor tamaño el codal
del brazo izquierdo, que además presenta una forma también diferente.
En realidad este exagerado
codal izquierdo es la consecuencia de la colocación de una pieza de codal supletoria, de gran tamaño, directamente sobre el codal
izquierdo subyacente (que sería más pequeño que su homólogo del lado derecho);
se engarzaría con el codal interior mediante un fiador o por un cordón.
Protección supletoria para codal izquierdo, conservada en el Frazier Museum of History.
Este plus de protección en
la zona izquierda era motivado por ser la parte más expuesta del cuerpo, a la
vez que está cayendo (en toda Europa) en
desuso el uso del escudo. Ahora el
caballero se sentía invulnerable en su cobertura completa de metal.
Es muy típico en las
armaduras italianas de mediados del siglo XV este tipo de armadura con
hombreras diferentes y codales muy asimétricos.
Tenemos ejemplos en más
esculturas y pinturas en la Península Ibérica como el enterramiento de Gómez Carrillo de Acuña.
En esta línea es
especialmente interesante una representación de San Jorge con armadura italiana con pancera sobre un jubón
acolchado de color rojo, que podemos apreciar en la techumbre mudéjar de la Capilla Mayor de la Iglesia del
Convento de Santa Clara en Tordesillas; esta techumbre parece ser
que fue realizada en tiempos del Rey Juan II, hacia el 1450.
Protege sus piernas sus
piernas, igualmente, con piezas de metal.
Quijotes,
para cubrir los muslos, apenas visibles por la longitud de la lóriga y la
jaqueta.
Rodilleras,
con navajas externas muy grandes, características de esta época.
Grebas
completas, atadas con correas, que se observan parcialmente al estar la estatua
mutilada a este nivel.
No se ha conservado ningún
otro elemento del primitivo monumento funerario que debía contar, con
seguridad, con la presencia de algún paje con las armas de su señor.
Anatomía
comparada:
Para comprender mejor todo
lo explicado sobre la armadura de Don Pedro I, vamos a compararla con alguna de
las armaduras milanesas de aquella época que han sobrevivido hasta hoy día y
también con alguna escultura foránea, para poder observar las similitudes.
Una de las armaduras más
representada en los libros de Historia es la conocida como “armadura de Glasgow”
por encontrarse actualmente en esta localidad, aunque se trata de una armadura
originaria de la Armería del castillo de Churburg, en el Sur del Tirol.
Realizada entre 1440 a 1445
por varios miembros de la familia de armeros Corio, mientras que el casco con
el que se presenta es posterior.
La armadura de Don Pedro I
presenta claras similitudes con la de Glasgow.
También he querido traer la
imagen funeraria de uno de los personajes más interesantes de la Edad Media
Inglesa: Richard de Beauchamp, Conde de Warwick.
Este caballero, fallecido en el año 1439, presenta una efigie funeraria fundida en bronce en el año 1453 por William Austen. Al tratarse
de una obra en bronce nos permite además conocer la armadura del caballero tanto
por delante como por detrás. Su armadura es también un claro ejemplo de
armadura milanesa de mediados del XV y otra demostración del área de influencia y
asimilación de estas lujosas piezas por las oligarquías y grandes familias de
Europa.
Hacia un posible esquema de la armadura de Pedro I:
Ahora que hemos situado en contexto la figura que representa a Don Pedro I, estamos en condiciones de hacer una hipótesis sobre cual sería el aspecto de este caballero si estuviese vestido de todas sus protecciones corporales.
Para ello me he basado fundamentalmente en la "armadura de Glasgow" (datada hacia 1445), por las grandes similitudes que presenta con las partes de la armadura que podemos observar en la estatua de Pedro I.
Pedro I, reconstrucción hipotética de su armadura completa.
La armadura completa dispone de ambas hombreras asimétricas, protege las manos con guanteletes de tipo italiano, sobre el peto lleva un sobrepeto o pancera (unido al peto mediante una correa), del sobrepeto penden varias launas de metal de la sobrebarriga, y de ésta a su vez penden dos escarcelas.
Bajo estas piezas observamos la jaqueta que viste sobre la cota de malla.
Finalmente lleva un casco tipo almete, que era el más utilizado por los caballeros en este período.
Conclusiones:
Nos encontramos ante
una obra de arte de excepcional valor:
-
Es una escultura de alabastro, realizada
hacia el año 1446. Su fina talla delata la mano de un consumado artista, quizás
el propio Egas Cueman, que supo
trasladar la delicadeza del arte borgoñón a la sensibilidad castellana del
momento.
-
Se trata de la primera representación en la
Península Ibérica de un personaje difunto en actitud orante. Esta escultura supuso por lo tanto un precedente y
una referencia importante para futuros monumentos funerarios, tanto por su
originalidad como por la relevancia del sujeto representado.
-
Pedro I va vestido con armadura milanesa concordante con las utilizadas a mediados del
siglo XV.
-
Se documenta en la escultura el uso de una
prenda de vestir que se pone por encima de la lóriga de cota de malla, y sobre
esta prenda a su vez va situado el peto de la coraza. Se trata de una jaqueta cubierta con elegante
decoración de brocado de seda y forrada, que se
adapta a las nuevas modas de la época. Este tipo de jaquetas tendrían
como finalidad mejorar la comodidad del sujeto y proteger, a la vez que
constituían un elemento de ornato.
Para
ampliar información:
-
Viajar con el Arte de Sira
Gadea:
-
Opus incertum de Consuelo
Sanz de Bremond:
-
Arte en Valladolid de Javier
Baladrón:
-
Los caballeros medievales en el Arte:
- my Armoury.com (A resource for Historic Arms and Armour Collectors):
-
Desperta Ferro (Historia Militar y Política de la
Antigüedad y el Medievo):
-
Nº 4: Los Sitios de Constantinopla.
-
Nº 16: La Italia de los condotieros.