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sábado, 12 de abril de 2014

El capacete en el siglo XV. Introducción


El capacete en el siglo XV, más que un casco.


Capacete español de finales del siglo XV. The Metropolitan Museum of Art, Arms and Armor (13,212)
Image © The Metropolitan Museum of Art
 
El capacete es un tipo de casco abierto utilizado durante el final de la Edad Media y el principio de la Edad Moderna.
En cierta manera sería heredero de los “capiellos de ferro” y de los “sombreros de guerra” usados durante el siglo XIV.
La búsqueda de la mejor protección posible para la cabeza,  especialmente de los infantes, llevó a perfeccionar los cascos durante el siglo XV dotándoles de una superficie más ergonómica y de amplias alas caídas.
Se creó así un tipo de casco, el capacete, que fue ampliamente utilizado durante el siglo XV y también durante el siglo XVI, con diversas variantes para adaptarse a los nuevos tiempos.
El éxito de este tipo de casco vino dado por ofrecer una buena y amplia  protección para la cabeza dado que su altura le permitía protegerse frente a los golpes desde arriba, mientras que su forma permitía desviar el impacto de armas blancas y proyectiles.
Además al tratarse de un casco abierto permitía tener un mayor campo y control visual y auditivo de todo lo que ocurría alrededor.
El único punto vulnerable del sujeto en este caso sería la cara y el cuello, problema que fue solucionado con la adopción del barbote o gorjal como protección complementaria con el uso del capacete.
Aunque se piensa que se trató de un tipo de casco usado inicialmente por la infantería su uso fue muy pronto adoptado también por los caballeros, que rápidamente supieron apreciar las ventajas del capacete.
Siendo utilizado por los hombres de armas a caballo y especialmente por los jinetes.
Disponemos de datos para afirmar que el capacete fue también utilizado en el Reino Nazarí de Granada, lo cual no es de extrañar ya que este casco se amoldaba bastante bien a las necesidades de movilidad y control que tanto gustaban al soldado y al jinete nazaríes.
Podría afirmarse que el capacete fue el tipo de casco más ampliamente utilizado y difundido en la Península Ibérica durante la segunda mitad del siglo XV; siendo en cierta manera un tipo de casco genuinamente peninsular, ya que fue aquí donde su producción y utilización tuvo un mayor alcance.
Fueron especialmente famosos los capacetes fabricados en los talleres y armerías de Calatayud, donde también eran fabricados los gorjales. El capacete se solía fabricar a partir de  una única lámina de metal.
Actualmente se conservan en diversas colecciones y museos de todo el mundo una amplia representación de este tipo de casco peninsular, existiendo cascos sencillos y otras piezas de gran lujo y exquisito acabado.

Partes del capacete:

Los capacetes eran forjados a partir de una única pieza de metal.
Es característico que presenten una arista mediana longitudinal que en ocasiones puede formar una cresta sobre la parte superior del casco o calva.
Las alas caídas fueron amplias durante el siglo XV, desarrollándose (en la mayoría de los casos) a partir de un punto de inflexión que marca el final de la calota del casco y el inicio del ala.
Partes de un capacete. The Metropolitan Museum of Art. Image © The Metropolitan Museum of Art
Es muy habitual la presencia de remaches decorativos en distintas partes del casco o del ala.
En aquellos casos más lujosos se presentan decoraciones de latón dorado u otro tipos de adornos, incluidos portapenachos para plumas.

 

viernes, 4 de abril de 2014

El caballero nazarí escondido en las "sargas" del Monasterio de San Salvador de Oña (Museo Provincial de Burgos)

 
Cuando hace varios años visité por primera vez el Museo Provincial de Burgos yendo de sorpresa en sorpresa y cuando parecía que nada podía superar  lo ya visto, su itinerario me condujo hasta la zona de Bellas Artes, donde en una  gran sala se exponen ocho magníficos cuadros, “sargas”, provenientes del Monasterio de San Salvador de Oña, pintados entre los años 1500 y 1510, y en los que se representan escenas de la pasión de Cristo.

Cada cuadro era mejor al anterior, los ropajes, las armaduras representadas de los soldados “romanos” y “hebreos”, sus armas… que siguen  las modas peninsulares del cambio de siglo  pero con clara influencia de finales del siglo XV.

Pero entre todos aquellos personajes uno me llamó la atención.
Se encontraba en un segundo plano, no realizaba ninguna acción concreta, no esperaba ser el centro de ninguna mirada, estaba allí como podría estar el paisaje, nada más.

Se trataba de un caballero, vestía piezas de armadura para brazos; sobre el torso una brigantina y un turbante en la cabeza. Nada más verlo supe que era un jinete nazarí, sin mayores pretensiones, simplemente estaba allí…

Descripción del jinete nazarí
No sabría decir exactamente por qué pero al ver esta pintura tuve enseguida la impresión de estar ante un genuino representante de la caballería del Reino Nazarí de Granada de finales del siglo XV.

Se trata de un hombre a caballo, monta “a la jineta ”, con las piernas semiflexionadas para tener un mayor control sobre la montura. El caballo va enjaezado con un cabezal con decorativas borlas y el bocado está preparado para este tipo de monta, mientras que el estribo para apoyar el pie es ancho.

Protege su torso con una brigantina de color rojo, abrochada por delante con correas.
Protege los brazos con piezas de armadura para brazos, antebrazos y codales.
Cubre su cabeza con un turbante (alhareme), y lleva una capa de color rojo que le cae sobre las piernas.
A la cintura se aprecia el puño de un arma, posiblemente una daga de orejas, mientras que por debajo de la capa sobresale la vaina recta de una espada. En su mano derecha sostiene una lanza con un penacho rojizo entre el hierro y el asta.
Su escudo es una adarga de cuero, de forma bilobulada, sencilla sin decoración ni borlas, sólo presenta el refuerzo de los bordes y la espina central. La adarga va colgada del arzón delantero de la silla de montar.

Conclusiones:
-      Nos encontramos ante un jinete nazarí que utiliza en su panoplia como elementos defensivos protecciones de metal para los brazos, brigantina y adarga.
 
-      Sus armas ofensivas son: daga, espada recta y lanza.

-      Esta imagen nos acerca una vez más a la idea de la similitud de la panoplia de los jinetes “cristianos” y “moros” a un lado y otro de la frontera.

 
Para conocer más:


Viajar con el arte de Sira Gadea:
Las sargas de San Salvador de Oña en el Museo de Burgos

 

jueves, 27 de marzo de 2014

Vestimenta y armas de soldados nazaríes en el Retablo de San Esteban (Granollers).


(1)Liberación de Galcerán de Pinós. Tabla del retablo de San Esteban Protomártir. (Museo Nacional de Arte de Cataluña)

Éste retablo, encargado a Pau Vergós entre los años 1491-1493, a su muerte en 1495 fue su hermano Rafael Vergós el encargado de continuarlo, contando con colaboración de otros artistas que culminaron el proyecto entre los años 1495 a 1500.
Está formado por varias tablas entre las que hoy quiero destacar la que recoge el episodio de la liberación del noble Galcerán de Pinós:
La liberación de Galcerán:
En esta pintura se recoge un milagro de San Esteban, que liberó de su cautiverio en la Almería musulmana al almirante de la escuadra catalana Galcerán de Pinós y a su ayudante Santcerní.
Todo comenzó cuando Ramón Berenguer IV participó con su armada en la toma de Almería en el año 1147. Sucesos durante los cuales Galcerán fue hecho prisionero.
(2)Fragmento con Galcerán y Santcerní; caballeros con armadura del siglo XV
1.-Galcerán y Santcerní:
Se nos presenta a dos caballeros vestidos con armadura completa, típicamente genuina del final del siglo XV. Destacar las distintas tonalidades en algunas piezas de la armadura de Santcerní (codales y rodilleras) repecto al resto, lo cual aumenta su estética por el contraste.
Ambos caballeros cubren el torso con un tipo de “sobreveste” o “sobretodo”, denominado “jornea”: prenda corta y abierta por los lados, unida sólo por los hombros, que a veces podía llevar dos especies de aletas o mangas colgantes (cómo en este caso). Ésta prenda solía ir blasonada con las armas del caballero o con otros motivos heráldicos o simbólicos. Era la prenda que portaban los heraldos: “tabardo heráldico” con la representación de las “armas” de su señor, y también fue llamada “cota de armas”.
Los caballeros aparecen con barba y pelos largos, que indican que han estado mucho tiempo en cautiverio. Cubren sus cabezas con gorra de vuelta entera.

2.- Dos soldados nazaríes.
En esta pintura el pintor representa a dos soldados nazaríes que hacen de guardianes.
El pintor intenta reflejar la moda militar de los tiempos finales del Siglo XV en el Reino Nazarí de Granada, y constituye un documento gráfico de sumo interés.
(3)Fragmento con dos soldados "granadinos", según moda finales siglo XV.
El primer soldado:
Aparece sentado y viste interiormente un jubón de color oscuro (del que apreciamos las mangas y el cuello). Sobre el jubón lleva otra prenda de color carmesí, con una vuelta (en la que se observa el forro amarillo) a nivel del brazo.
Cubre el torso con una brigantina de color verde, con remaches dorados.
Lleva unos zaragüelles de color blanco. Lo zaragüelles son una especie de calzones anchos, con muchos pliegues, que unas veces podían llegar hasta la rodilla y otras hasta el tobillo. (Podían ser de lino, lienzo u otros tejidos).

Calza unos borceguíes de cuero, con una vuelta.
Cubre la cabeza con un casco, tipo celada abierta (sin visor), de color dorado y con la calva apuntada. Sobre la celada ha dispuesto un turbante.
Ciñe un cinturón del que pende, a la izquierda, una espada de hoja recta. Siendo lo más llamativo la empuñadura y guarnición de la espada con uno de los gavilanes dispuesto para proteger la mano. En su mano derecha sostiene una lanza.
Mientras que con su mano izquierda sostiene un escudo, que aunque inicialmente nos pueda parecer ovalado, se trata en realidad de una auténtica adarga (fijarse en la escotadura en la parte inferior del mismo); es de tonos rojizos y presenta una cenefa decorativa asemejando árabe escrito en su periferia.
El segundo soldado:
Este soldado, se encuentra de pie, lleva una vestidura holgada de color marrón con ribete dorado en el cuello, ceñida por un cinturón rojo. Presenta las mangas remangadas lo que permite ver otra pieza de color blanco y de mangas anchas bajo la primera.
Cubre la cabeza con un casco tipo capacete de color dorado, con la calva apuntada, y decoración de semiesferas en el ala.
Enrolla alrededor del casco un turbante de color verde, que le cae dando también una vuelta sobre el cuello.
Con la mano derecha sostiene una lanza, del cinto sujeta una daga en orejas.
Para remarcar que se trata de dos soldados nazaríes del Reino de Granada, sostiene sobre su pecho un escudo ovalado sobre el que se dibuja una rama de granado con varios frutos. (Este tipo de escudo y su decoración son un elemento figurado y alegórico)
Conclusiones:
-      Nos encontramos ante una obra de arte singular, en la que el artista nos representa una escena ocurrida hacia el año 1147, pero recreada según las vestimentas y armas de finales del siglo XV.

-      Las armaduras de los caballeros cristianos responde al tipo de armaduras peninsulares de finales del siglo XV. Es de destacar las distintas tonalidades de las piezas en una de ellas, así como el uso de la “jornea”, prenda poco representada por lo general.

-      Se trata de una obra de importante valor documental ya que intenta reflejar alguna de las modalidades de vestirse y armarse entre los soldados del Reino Nazarí de Granada. Siendo además una de las pocas ocasiones en que se representa a un soldado granadino con zaragüelles

-      El soldado nazarí en el siglo XV valoraba, sobre todo, la rapidez y la capacidad de movimiento; sacrificando una mayor protección a cambio de mayor libertad para desenvolverse en el combate. Cuando se protegía prefería el uso de prendas ligeras como la brigantina, y sus cascos eran abiertos permitiéndole una mayor visibilidad.

-      Entre sus armas, la espada recta, la lanza, el puñal o la daga en orejas solían formar parte de su equipo; fueron muy utilizadas las ballestas y durante la última guerra de Granada también las espingardas. Como escudo, tanto los infantes como los jinetes usaron la adarga.
 
Para saber más:
Opus Incertum: El borceguí
Los caballeros medievales en el arte:
 
Imágenes:
(1), (2), (3) Las imágenes han sido obtenidas de:
Atribución:  By ca:user:amadalvarez (Own work) [Public domain], via Wikimedia Commons

viernes, 21 de marzo de 2014

El jinete nazarí de "Gallipienzo"


Cuando se explora el pasado “andalusí” de la Península Ibérica, tendemos a buscar las respuestas en aquellos lugares en los que la pervivencia islámica se mantuvo durante más tiempo; y allí indagamos su presencia en palacios, viviendas o fortalezas de aquella época.
Pero muchas veces la realidad se nos disfraza, nos espera agazapada en algún lugar inesperado, en este caso en la magnífica Iglesia gótica de San Salvador en la localidad navarra de Gallipienzo.
En esta iglesia se conservaban un conjunto de pinturas murales recogiendo varias escenas de la vida de Cristo. Se trata de pinturas góticas, unas del siglo XIV y otras del siglo XV, que actualmente pueden admirarse en el Museo de Navarra, en Pamplona.
Los frescos del siglo XV se atribuyen al denominado “segundo Maestro de Gallipienzo” y están datados en la segunda mitad de dicho siglo.
En uno de estos frescos aparece una crucifixión, en la que siguiendo el esquema habitual se representan diversos personajes, en este caso San Juan y la Virgen María y un grupo de soldados a caballo.
(1) Pintura Mural de Gallipienzo, (Museo de Navarra, Pamplona)
Nada parece extraño en esta pintura salvo que el primero de los soldados, parece un caballero musulmán, por su turbante.
Pero ¿por qué hay un jinete musulmán en el fresco?
La respuesta es sencilla, los artistas del gótico eran de una gran minuciosidad, y solían dibujar en sus representaciones a los personajes bíblicos, a los santos, y a los personajes que les acompañan con los ropajes y complementos de la época en que fueron pintados.
Por esto podemos observar en toda Europa como los “romanos” suelen ser representados como auténticos caballeros medievales (de los reinos cristianos) , mientras que a los “hebreos” los representan con ropajes orientalizantes.
En la Península Ibérica se daba además la circunstancia de que los artistas no tenían que ir muy lejos para imaginarse como podrían ser las vestimentas o las armas de tipo “oriental” con las que pintar a aquellos soldados hebreos; bastaba con mirar al Sur, al Reino Nazarí de Granada para encontrar los modelos a seguir. 

Descripción del caballero nazarí de Gallipienzo
Lo primero que nos llama la atención de este jinete es que lleva la cabeza cubierta por un turbante (alhareme); lo cual le identifica como un personaje “oriental”.
Cubriendo la parte izquierda del cuerpo porta un escudo, se trata de una “adarga” de forma bilobulada, con dos borlas y una decoración pintada. Este es el tipo de escudo utilizado por las tropas del Reino Nazarí de Granada, aunque luego tuvo una amplia difusión en el resto de la Península.
Bajo el escudo sobresale la vaina de una espada de hoja recta, mientras que con la mano derecha sostiene una lanza.
El caballero monta “a la jineta”, con las piernas semiflexionadas, y lleva botas, posiblemente unos “borceguíes”. Este tipo de monta fue típica del Reino de Granada.

(2)Detalle jinete nazarí segunda mitad siglo XV en las pinturas murales de Gallipienzo
 
Con ser todos estos datos interesantes, y suficientes para darnos el perfil de un caballero granadino, otro detalle me llamó la atención: sus ropajes, que me parecieron de factura “cristiana”, por lo que consulté a Consuelo Sanz de Bremond (Opus Incertum ) que me ha contestado lo siguiente:
El personaje a caballo lleva un sayo a la moda borgoñona, es decir con pliegues en la falda salvo en los laterales que carece de pliegues, muy de moda desde 1450 hasta la década de los 70. La anchura del collar del jubón fue variable durante el siglo XV aunque durante los años 60 hasta los años 70 se va ensanchando.”
Conclusiones:
-      Nos encontramos ante la representación de un jinete nazarí en cuyos ropajes se aprecia la influencia de los reinos cristianos (se cubre con un sayo y lleva interiormente un jubón); a la vez que presenta elementos característicos de los caballeros hispano-musulmanes (turbante, adarga, borceguíes). Sus ropajes y armamento nos permite datarlo entre los años 1450 a 1470.
 
-      La representación de los elementos del vestuario así como del armamento presentan un alto nivel de detalle, lo que me inclina a considerar que el artista conocía bien aquello que estaba pintando.

-      Creo que pinturas como esta nos dan nuevas pistas sobre el alcance real del trasvase cultural y material que hubo entre el Reino de Granada y los demás reinos peninsulares; debiendo estar abiertos a la posibilidad de una mayor diversidad en los ropajes y modas en el Reino de Granada, independientemente de que pudiera haber unos posibles patrones más habituales. 

Agradecimientos:
A Consuelo San de Bremond por sus comentarios, siempre certeros y acertados; y por su constante disponibilidad para enseñar y compartir sus conocimientos.  

Para saber más:
Opus Incertum: El turbante
Opus Incertum: El sayo de hombre
Iglesia de San Salvador, Gallipienzo 

Imágenes: Las imágenes han sido obtenidas de:
Gran Enciclopedia de Navarra: Maestros de Gallipienzo (imágenes:1 y 2)
http://www.enciclopedianavarra.com/galeria-imagenes/voz/8034

martes, 18 de marzo de 2014

Soldados y caballeros del Reino Nazarí de Granada. Introducción.


Llevo un tiempo buscando información e imágenes sobre los soldados y caballeros del Reino Nazarí de Granada.
Contrariamente a lo que pudiera pensarse no ha sido una búsqueda infructuosa.
En este apartado del blog hablaré de esas obras de arte en las que aparecen representados personajes que podemos reconocer como “granadinos” o “nazaríes”.
Tan sólo recordar que el “Reino Nazarí de Granada ” se prolongó entre los años 1238 y 1492; más de dos siglos llenos de Arte y de Historia, en los que las influencias a un lado y otro de la frontera fueron mutuas, tal y como iremos viendo.
 
Rendición de Granada, Palacio del Senado (Madrid)
Francisco Pradilla Ortiz [Public domain], via Wikimedia Commons

El cuadro titulado “la rendición de Granada”, una excepcional obra de arte realizada en el año 1882 por Francisco Pradilla Ortiz, nos traslada a ese pasado mítico y lejano pero  del que hemos construido un imaginario colectivo.
Espero que las sucesivas entradas de esta sección nos aporten más imágenes de aquellos tiempos que nos ayuden a comprender aquella época.

sábado, 15 de marzo de 2014

Don Pedro Martíz Reimóndez, "Xurado" y caballero de Betanzos


Don Pedro Martíz Reimóndez, Xurado de Betanzos:
Nuevos datos sobre el origen de la "patilla" o guarda para el dedo índice, en las espadas de la Península Ibérica. 
 
Escultura yacente del Xurado Pedro Martíz Reimóndez.   
De nuevo nos trasladamos en el tiempo a la Iglesia de San Francisco de Betanzos, que tantas sorpresas nos deparará aún.
Entre los caballeros que van emergiendo de la penumbra encontramos a Don Pedro Martiz Reimóndez, “Xurado de Betanzos”.

Pero… ¿quiénes eran los “xurados”?

Alfredo Erias nos lo indica  en su dibujo y resumen de esta escultura:
Los xurados formaban parte del “concello”(consejo o ayuntamiento de una población), tenían voz pero no voto y sus funciones eran:

-      Representar a los habitantes de la villa en defensa de sus privilegios.

-      Fiscalizar las cuentas de los Mayordomos.

-      Confeccionar el padrón con fines electorales y para el servicio militar.

-      Reparto de los tributos entre los vecinos.

-      Ayudar al Alcalde en el mantenimiento del orden público.


Grabado y panel explicativo del xurado Pedro Martiz Reimóndez, realizado por Alfredo Erias, y que puede consultarse "in situ" en la Iglesia de San Francisco (Betanzos)
 
En las villas de realengo, como era el caso de Betanzos, eran elegidos anualmente (igual que el alcalde) por las “parroquias” en que se dividía la población (en general  dos por cada una); constituyendo un cabildo integrado en el concello, pero que mantenía una cierta independencia.
Don Pedro vivía aún en el año 1396, y llevaba ya una larga trayectoria, por lo que se supone que su fallecimiento se produjo en estos años finales del siglo XIV.



La escultura yacente de  Pedro Martiz Reimóndez

El xurado Pedro Martiz Reimóndez debía formar parte, por lo tanto, de la oligarquía o patriciado urbano de Betanzos, ya que disponía de una posición relevante en su ciudad.
Su importancia también se pone de manifiesto al disponer de un enterramiento propio dentro de un espacio sagrado: la Iglesia de San Francisco de Betanzos, así como por el hecho de haber mandado tallar (él o su familia) una escultura funeraria donde aparece él mismo representado.
Como curiosidad indicar que la escultura presenta un ojo cerrado y otro semiabierto, lo cual podría indicar (tal y como ha señalado Alfredo Erias ), que el sujeto era ciego de un ojo; y así fue tallado por el artista, en una época en que ya se intentaba reflejar con cierta verosimilitud los rasgos de la persona retratada.

 El caballero aparece ataviado con ropajes civiles, propios de su cargo.

Su vestimenta:
Aparece vestido con una garnacha sin mangas, dispuesta sobre un jubón en cuyas mangas a nivel del antebrazo se dispone una hilera de pequeños botones.
La banda que rodea el cuello es el collar del jubón con algún adorno cuadrado.
Sobre la garnacha lleva una especie de esclavina, como la que usaban los peregrinos (unas veces con capucha y otras no).


Cubre su cabeza con un decorativo bonete, mientras que en las piernas lleva calzas enteras.
Se trata, por lo tanto, de una obra singular que no pasa desapercibida en el conjunto de magníficas esculturas que custodia la Iglesia de San Francisco.
Pero aún presenta un detalle más que convierte a esta escultura en un caso único en la geografía peninsular. Este detalle no es otro que su espada, ya que tendida sobre su cuerpo está su espada envainada, símbolo de “dignidad y autoridad”.


De hecho en la contera de la espada aparece un tema heráldico, posiblemente relacionado con su pertenencia a la Orden de la Banda, instituida por Alfonso XI.

La espada de Don Pedro Martiz  Reimóndez
Su espada aparece, como he dicho, tendida sobre su cuerpo.
Está envainada y el tahalí se enrolla sobre la vaina, mientras que la parte final de la correa con su hebilla queda colocada por encima de manera longitudinal a la vaina, de una forma que es ya un clásico de la manera de representar a una espada envainada. 
El arriaz de gavilanes rectos, la empuñadura delgada con un pomo o manzana agallonada.
Al lado izquierdo bajo el arriaz podemos ver una “patilla” (guarda para el dedo índice), es decir, una prolongación metálica de manera circular que partiendo por debajo del arranque mismo de un gavilán adopta una forma circular llegando casi hasta el filo de la espada.
Ya vimos en una entrada anterior, “La espada con patillas ”,  el frecuentísimo uso y representación de las patillas en las espadas peninsulares durante el siglo XV.

Empuñadura y guarnición de una espada con una sola "patilla"
 
La función de la “patilla” era proteger el dedo índice, que muchos deslizaban por delante de la cruz de la espada con la finalidad de mejorar la precisión de la estocada.
Estamos acostumbrados a ver espadas, o representaciones suyas, con dos patillas (una a cada lado), durante los  siglos XV y XVI; especialmente frecuentes en la Península Ibérica, lo cual ha llevado a algunos historiadores a plantearse el origen peninsular de este tipo de espada.

Pero hay que tener también en cuenta que en su inicio las espadas disponían de una sola “patilla”, y que posteriormente y para comodidad para el caballero se dispuso una a cada lado para disponer siempre de esta protección, independientemente del lado por el que se esgrimiese la espada.
Algunos  ejemplos conocidos de espadas de una sola patilla serían:

-      En primer lugar, una espada de la Royal Collection, custodiada en el castillo de Windsor (Gran Bretaña) que relacionan con Diego Íñigo López de Zúñiga, que independientemente de lo acertado de la autoría o no, denota su origen Peninsular. Ésta espada podría datarse a finales del siglo XIV o principios del XV.

 
Royal Collection, castillo de Windsor
-      En segundo lugar, tenemos una espada presente en la Royal Armoury de Leeds (Gran Bretaña), de origen presumiblemente italiano y que fue regalada por un Sultán egipcio al Arsenal de Alejandría (de ahí la inscripción árabe), posiblemente como botín de guerra, en el año 1432. Por lo que esta espada podría datarse a principios del siglo XV.
 Royal Armoury, Leeds
La espada de Don Pedro Martiz Reimóndez aparece tallada con todo lujo de detalles y no hay lugar a dudas de que posiblemente formara parte de las pertenencias de este personaje, de lo cual quiso dejar constancia el artista.


Es una espada que tipológicamente tiene ciertos caracteres de transición. La empuñadura es bastante larga, el pomo o manzana agallonado según las modas más modernas de la época, el arriaz permanece recto sin curvatura de sus gavilanes y presenta una única  "patilla" o guarda para el dedo índice, muy marcada. Y aunque está envainada, se le presume a la hoja de la espada una cierta anchura.
Creo que la espada de Don Pedro Martiz Reimóndez es, posiblemente, el primer vestigio iconográfico en que aparece representada una espada de una patilla en la Península Ibérica (finales del Siglo XIV). Lo cual nos indica la temprana aparición de este tipo de espada en Europa, en relación seguramente  con la aparición de los arneses completos de metal.
Se trata por lo tanto de una escultura especial, al aparecer representado un personaje, Xurado de su ciudad, (y seguramente también caballero) con un  arma singular. Una espada de guerra adaptada a los nuevos tiempos en que los caballeros completaron su proceso de acorazamiento completo, en el cambio de siglo XIV al XV y donde un nuevo tipo de esgrima con estocada se iría imponiendo en los campos de batalla.
Quedan muchas preguntas sin contestar… pero tras visitar esta pequeña “cápsula del tiempo” que es la Iglesia de San Francisco en la bella población de Betanzos de los Caballeros, las respuestas van surgiendo.

Agradecimientos:

A Consuelo Sanz de Bremond, por sus amables y certeras indicaciones sobre el vestuario del personaje.

A Alfredo Erias porque sus dibujos y trabajos son una fuente de inspiración para los que desean conocer nuestro pasado medieval.

Para conocer más:

Oficios Medievales del Concejo: Los Jurados. Alfredo Erias.

La espada con patillas (siglos XvV y XVI): su origen y sus partes. http://caballerosyarte.blogspot.com.es/2013/11/la-espada-con-patillas-siglos-xv-y-xvi.html

 

 


jueves, 27 de febrero de 2014

San Jorge y el dragón, por Bernat Martorell (1434/1435)


San Jorge y el dragón / Sant Jordi i el drac
 
Quiero comenzar un nuevo recorrido histórico en el tiempo de otro santo guerrero; en este caso y tal y como me sugirió mi amigo Roger, lo haré de uno de los santos más emblemáticos y representados durante el medievo: San Jorge.
San Jorge fue el santo protector por excelencia de los caballeros, y se instituyó como santo patrón de Inglaterra, Portugal y del Reino de Aragón, entre otros.
La figura de San Jorge, "Sant Jordi ", nos ha dejado las que son, posiblemente, algunas de las imágenes más bellas del arte medieval.

Hoy vamos a empezar por una de esas obras maestras:

San Jorge y el dragón, de Bernat Martorell.

Bernat Martorell (San Celoni 1390 – Barcelona 1452) es un pintor perteneciente a la segunda etapa del estilo gótico internacional en Cataluña, más próximo al estilo flamenco. Su pintura es de una gran precisión técnica usando una pincelada minuciosa y de un gran colorido. Lo cual convierte sus obras en auténticos documentos historiográficos.
(1) Tabla  de San Jorge y el dragón por Bernat Martorell
 
Esta obra es una pintura al temple sobre tabla, que forma parte de un retablo realizado por el artista entre los años 1430-1435 y que actualmente se encuentra repartido entre los Museos de Chicago (Art Institute of Chicago) y el Louvre.

El panel principal, fechado hacia el 1434/1435, nos muestra a San Jorge en el momento de luchar contra el dragón para salvar a la dama.

Esta obra es de una gran belleza plástica pero además tiene la virtud de mostranos a un caballero completamente armado de una época de transición de la que se conservan pocos restos materiales.

Descripción del caballero:

San Jorge monta un caballo blanco. Se aposenta sobre una silla cómoda y ligera pero con los arzones traseros envolviendo ligeramente al caballero por detrás para sujetarlo más firmemente; las piernas completamente estiradas se apoyan en los estribos en un tipo de monta denominada "a la brida", característica de la caballería pesada que pretendía manterner al caballero lo más firmemente asentado posible, a fin de aumentar su potencia y efectividad en el choque contra el adversario.

Llama la atención el aire de "modernidad" que muestra la figura del caballero, éste se nos presenta vestido con armadura completa siguiendo las modas más novedosas importadas desde los centros armeros de Italia (especialmente Milán).

Su armadura va completamente "pavonada" en negro, técnica mediante la cual se protegía de la corrosión a la armadura, a la vez que le proporcionaba un aspecto estéticamente agradable, al contraste con los elementos dorados de la armadura.
 
 (2) Detalles de la armadura de San Jorge , 1434/1435. (Art Institute of Chicago)
 
El caballero protege su cabeza con un "almete". Este tipo de casco, de origen posiblemente italiano, tuvo una amplia difusión , y quizás sea ésta una de las primeras representaciones gráficas del mismo en la Península Ibérica.
Se trata de un tipo de casco que cubre toda la cabeza y consta a su vez de una vista o visera abatible y de un gorjal que defiende la cara y el cuello.
 
Protege su pecho con una coraza, que no se puede apreciar, ya que sobre ella lleva una pieza de tela anudada a la coraza y sobre la cual porta su divisa o enseña, en este caso la "Cruz de San Jorge", de color rojo, sobre fondo blanco.
Una apertura lateral en este tejido permite sobresalir el "ristre" sobre el que el caballero hacía descansar su lanza cuando se disponía a cargar contra un adversario.

La protección del abdomen se completa mediante la "sobrebarriga", formada por cuatro anchas launas de metal.
Estas amplias sobrebarrigas son herederas aún de la tradición peninsular que podemos rastrear en los ejemplos escultóricos de finales del siglo XIV y principios del XV en Galicia.
De la sobrebarriga pendén mediante correas unas características escarcelas rectangulares.

Para proteger los hombros lleva dos hombreras, éstas presentan también una importante novedad, son asimétricas. La derecha es de pequeño tamaño, con la finalidad de que no estorbara la colocación de la lanza sobre el ristre o los movimientos del brazo del caballero; mientras que la izquierda es de mayor tamaño, a fin de proteger mejor la parte más expuesta del caballero al ataque del contrincante.
Estas hombreras iban unidas mediante cordones o un pasador, como en este caso, a las piezas subyacentes de la armadura.
Bajo la coraza podemos ver una lóriga de cota de malla también pavonada de color negro.

Los brazos codos y antebrazos perfectamente cubiertos, las manos con guanteletes de tipo italianizante y guantes con protecciones metálicas para los dedos.
Al igual que las piernas que van perfectamente protegidas por las pertinentes piezas de metal.

La mayoría de los rebordes de las piezas metálicas van decoradas en color dorado, que resaltan sobre el negro de la armadura.
Lleva también unas largas espuelas doradas, uno de los símbolos del caballero, y tan necesarias en la monta a la brida.

Con la mano derecha sostiene una lanza con la insignia de San Jorge en ademán de alancear al dragón, mientas con la izquierda sujeta las bridas del caballo.
Del costado derecho pende un puñal con caras o facetas prismáticas que favorecían su uso frente a adversarios igualmente cubiertos con armadura.
Del costado izquierdo pende una espada, de la que sólo se alcanza a ver el pomo dorado de la misma.
No lleva escudo, el nuevo caballero se siente invulnerable tras sus protecciones de metal, debidamente reforzadas en los puntos más sensibles o vulnerables.
 
(3) La princesa, ricamente ataviada, observa el desenlace de la contienda.
 
Conclusión:

Estamos ante una obra singular del ámbito catalán, que podremos comparar en próximas entradas con otros caballeros del levante peninsular; y que denotan, por una parte, una muy temprana asimilación de los modelos que surgen en Italia, aunque manteniendo características propias.
La calidad de esta obra pictórica del gótico internacional nos ayuda, una vez más, a comprender más sobre como vestían y se armaban aquellos caballeros de la Edad Media.

Fotografías:
(1),(2),(3) Estas fotografías han sido obtenidas de: